Sí, he querido llamar así estas palabras; pues realmente ha sido esa la experiencia vivida en lo que voy a narrar.
Creo que todos entendemos mejor las cosas cuando las vivimos y una manera de entender la vida también puede ser buscar un símil, pues yo lo encontré en el itinerario del camino de Santiago. Hacer esta propuesta a otros es querer vivir junto a otros un tiempo, en unas circunstancias y con unos anhelos.
La vida se nos propone vivirla junto a otros que nos van a acompañar en este caminar precioso. Que es desconocido, pero en el que vamos confiados por la compañía de muchos.
Andar el camino invita a fijarse en mil y una cosas. En la majestuosidad de un amanecer, en la grandiosidad de un atardecer, a la vez que en el rápido correr de las hormigas a su agujero, o el vuelo libre de una mariposa, o la paz que traslada un río manso, una tela de araña…

La vida también nos ofrece la majestuosidad del respeto al otro, la grandiosidad de una amistad, la premura por ofrecernos al otro, o la libertad de elegir adecuadamente y la paz que se encuentra en la oración.
Cuando vas por el camino vas junto a otros peregrinos, no sabes de sus vidas, de su procedencia, de su realidad, pero si sabes que puedes acercarte, saludar, proponer una conversación, hacer una parada juntos, disfrutar de su novedad.
Y eso, en la vida, a veces nos falta, pues todos no llevamos la misma dirección sino múltiples y a veces antagónicas, lo que nos lleva a pensar que no podemos acercarnos, saludar, proponer o disfrutar.

Durante el camino se pasa por infinitud de poblaciones, más grandes y también muy pequeñas. Es raro no recibir un “buenos días, buen camino”, una indicación de éste, una palabra de aliento…cuando esto acontece siempre surge la alegría en el corazón, el regocijo en el alma por la riqueza del ser humano.
Son cantidad los cruceiros con los que nos vamos encontrando en la entrada de pueblos y en sitios insospechados…son ocasiones para recordar quién nos acompaña en la vida, para agradecer poder estar allí, son espacios para traer a la oración a tantos que se te encomendaron.
Si miramos despacio, mientras andamos, descubriremos mil imágenes que nos sorprenderán, por su belleza, por su originalidad, por su rareza, por su manera de brillar…al igual en la vida, mientras vivimos, podemos asombrarnos ante un corazón feliz o herido, podemos asociarnos al sufrimiento de otro, podemos sentarnos y escuchar, rezar.

La vida es para construirla, poco a poco, con cuanto nos hace ser más personas.

El camino concluye en Santiago, allí se da gracias por lo vivido, por lo recibido, por lo abandonado, por lo que está por venir… creo que en la vida siempre, siempre, hemos de ser agradecidos por cuanto nos acontece, sólo de esta manera podremos entender la voluntad de Dios.
Fotos y texto por: Antonio Luis Martín Martín, Sacerdote y Conciliario en la Archidiócesis de Granada
Muy bonito. Se nota que es fruto de la experiencia vivida. Esa experiencia que da El Camino y la reflexión que se vive en él.
Gracias por narrar con tanta sencillez y cercanía esta experiencia.
Yo quisiera vivirla con todas las sensaciones que te muestra el Camino .
Preciosas fotos.
Palabras preciosas que brotan de un camino meditado y orado. Qué gran experiencia que nos invita a vivirla. Enhorabuena!!!!
Muchas gracias por tan rica experiencia vivida y compartida, y por todo lo que se desprende de un Camino de Oración, que hemos de llevar a nuestra vida. Las fotos bonitas. Un fuerte abrazo
Precioso!! Deseando poder hacer el camino y vivirlo como lo narras. Mil gracias por compartirlo
Yo también he recorrido el Camino en Octubre desde Sant Jean a Santiago. Lo empecé como caminante y lo terminé como peregrina. A mí me parece que este Camino está lleno de luz, de pasos, de voces, de sentimientos … y creo que da luz e ilumina a cada peregrino según conviene.
Co qué serenidad cuentas lo que es la vida, se ve claro cuando se peregrina hacia Santiago, se oscurece cuando se peregrina por lo cotidiano. Gracias por traernos la realidad, las prioridades. Gracias por tu capacidad contemplativa y por compartirla.